En una interesantísima entrevista al Diario de Sevilla, Aíto García Reneses repaso la actualidad del Cajasol y del baloncesto en general. En ella manifestó no sentirse ofuscado en el conjunto hispalense y que es muy importante para cualquier entrenador el saber aguantar las situaciones difíciles y ponerles remedio.
En torno a su respuesta se le generó otra pregunta que iba va más allá en cuanto a si se sentía decepcionado con el club y jugadores: “Todos queremos lo mejor, pero es una utopía. Los jugadores han hecho lo máximo, pero ese tope está a unos niveles difíciles, se bloqueaban y no reaccionaban. Estábamos obligados a tener paciencia; no yo, todos. Y añadiría a la mayor parte del público. Antes pensaba que mejor estar calladito con el público porque bastante hacía, ahora sí me atrevería a pedirle a la afición un mayor acercamiento porque verán las buenas cualidades de los jugadores e identificarse con el equipo”
La entrevista en sus preguntas iniciales continuaba por los mismos derroteros y a la cuestión “¿dónde me he metido?”, Aíto manifestaba: “Me he metido donde he querido, de lo que me han ofrecido, claro. Estoy de acuerdo con la filosofía del club y me gusta entrenar. Hay gente que sólo entrena si hay mucho dinero o muy buenos jugadores para ser campeón. Nunca ha sido mi caso y menos ahora”.
Otra de las muchas preguntas interesantes fue si había conocido a muchos jugadores que hayan competido por pasión y no por dinero: “Más antes que ahora. No me refiero a esta plantilla, sino en general. Procedo de una época de aficionados y había muy pocos que jugaran por dinero. Me encantan los jugadores con pasión aunque ganen mucho… Me encantan los jugadores con ilusión y si ganan mucho dinero, mejor”.
Como ejemplo de la última respuesta puso a Manu Ginobili y Ricky Rubio: “Triunfó en Argentina, después en Italia, en la LegaDue y en la Lega, es campeón allí, campeón de Europa, campeón del mundo y olímpico con Argentina, se va a la NBA y es campeón también. Hay otros buenos ejemplos que se van con 21 años, como Ricky, que hizo bien. La ilusión no tiene que ser ir, sino hacerlo para demostrar que sabes jugar; eso requiere su tiempo. Además manifestó que Satoransky reúne esa virtud y que lo había hablado con él.
A día de hoy no se plantea la renovación Cajasol y dice que lo tenga que ser será sin darle la mayor importancia: “No me lo planteo porque no tengo urgencia. Sólo pienso en mi club, en mi presente, y lo que tenga que venir, vendrá, porque no me preocupa absolutamente nada”.
También hubo tiempo para repasar algunas de las deficiencias del basket actual como es la falta de pívots que jueguen de espaldas al aro: “Tiene varias explicaciones. Primera: a los jóvenes altos no se les hace jugar y cuando lo hacen los compañeros no les dan el balón porque no saben pasar. Segunda: a los jóvenes altos los árbitros los persiguen y no llegan a formarse, cualquier interior que quiera jugar se tiene que salir fuera. Tercera: la incidencia del reglamento, apenas los protege. Eso va en detrimento de la espectacularidad. Con un pívot como Audie Norris, capaz de jugar dentro, meterla con fuerza, dar buenos pases... se crea un juego más espectacular que sólo con triples. Hay una asignatura pendiente: el cambio de reglamento. Hay que afrontar medidas en las que no opinen sólo árbitros retirados, sino jugadores, entrenadores, público, directivos, periodistas... Una visión amplia. No estoy en contra de la defensa, pero sí a favor del ataque y para eso hay que regular mejor lo que tenemos, que haya más dinamismo… las reglas están en contra de la velocidad, Están provocando que los equipos no jueguen al contraataque”.
Cuando llegó el turno de los jóvenes y la libertad que les otorga sobre la pista: “Es difícil porque hay otro problema: muchos, en según qué escuelas aprenden y cuando compiten según qué estilos, creen que la solución de todo es un sistema. Es así cuando hay una forma determinada de jugar, pero cuando varía, ese sistema no vale. Entonces, la solución es pensar y saber que cada situación tiene una solución diferente. Pensar todos unidos. Eso es precisamente el enganche que tiene el baloncesto. Pensar en soluciones colectivas y no yo solo decido no sé qué”.
En referencia a esta respuesta se le recalcó si los ‘corsés’ de Plaza habían marcado al equipo a lo que respondió: “No es por la herencia. Los americanos que llegaron estaban en la misma línea, jóvenes e inexpertos, y nos perjudicó para ver el cambio antes, el que vislumbramos ahora”.
También habló del tipo de proyecto que le gusta comandar: “Algunos consiguen resultados porque fichan en buenos equipos y otros logran que sus plantillas mejoren, crean escuela y entonces acabas viendo buenas direcciones de partidos… En el Joventut tuve la suerte de hacer ese tipo proyección que me gusta”.
Una de las últimas respuestas fue su relación con el entorno de los clubes a los que ha entrenado: “No dediqué tanto tiempo a cuidar la relación pública como otros muy buenos entrenadores hacen o porque no me he decidido a hacer lo políticamente correcto. Eso llevaba a algunos a posicionarse en contra y a mantenerse aunque no tuvieran razón. Acepto que me haya pasado. Si me ha ocurrido en el Barça, en el Joventut y en el Unicaja quiere decir que hay un elemento común del que soy responsable. No sé si para bien o para mal. Muchas veces cuando estás en un sitio tienes que hacer lo que crees que debes hacer. Ése es mi punto de vista. Lo que reconforta es ir a Barcelona y que aquellos que estaban en contra parece que no existen, y en Badalona ni les cuento. Eso compensa. Pero tienes que ser duro para aguantar las partes malas”.
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