Muchas han sido las críticas vertidas en torno a la figura de Sergio Rodríguez desde que aterrizará en el Real Madrid. Críticas que con el paso del tiempo se han ido diluyendo paulatinamente hasta desaparecer casi totalmente (como todos en la vida, aún tiene una minoría de detractores) y todo gracias al trabajo desde la sombra que la mayor parte de los aficionados desconocían.
Desde el verano de 2008 el base madridista se machaca en sus vacaciones para perfeccionar su tiro con el entrenador John Townsend, uno de los especialistas con más reputación de toda la NBA. El trabajo diario de Rodríguez consistía en 100 tiros encestados para calentar, 500 triples diarios anotados, y entre 7 y 10 ejercicios de tiros diferentes (tiros en movimiento, tiros en estático, tras salir de bloqueo…), siempre bajo la supervisión de Townsend. Toda esa dinámica le ha hecho ser capaz de anotar 3000 triples con un acierto del 80% durante dos semanas bajo las órdenes de Townsend.
Lo sorprendente es que hasta ahora su arduo trabajo no había dado los frutos deseados, tal como él mismo reconoce: “He trabajado mucho el tiro, pero por circunstancias no había dado tanto rédito antes. Todo ese trabajo lo estoy notando ahora y tengo más confianza… He trabajado muy duro para convertirme en un tirador fiable”. Sin lugar a dudas, que su esfuerzo se está notando sobretodo esta temporada, del 33% de hace dos temporadas y del 30% de la pasada campaña, ha subido su porcentaje de tres al 48,39% en el presente curso.
"Le hemos corregido para que la posición de su mano esté en medio del balón y su muñeca recta. Los fallos en la dirección del tiro prácticamente ya no existen. Cuando falla es capaz de reconocer su error en la ejecución y corregirlo", tal como explicaba Townsend a Marca.
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