Vaya por delante que
siempre he sido muy crítico con el maltrato que desde ciertos medios de
comunicación, en especial las televisiones, se le da al baloncesto, pero
considero que nuestra visión sobre las retransmisiones de basket, aún llena de muchísima
razón, está un poco desfasada al igual que las últimas emisiones ofrecidas
por TVE, en las que solo faltó el color blanco y negro para volvernos a la edad
de piedra.
Se han utilizado infinidad
de hashtag para mostrar la disconformidad con respecto a la vejación a la que
ha sido sometida los partidos de preparación para Mundial, y ayer Pablo Jouve
firmaba un artículo bajo el título “¿Para
qué ha comprado Mediaset los derechos del Mundial de Baloncesto?” en la web
JordanyPippen.com que desde aquí recomiendo su lectura.
Pero yo voy a dar otros
puntos de vistas sobre todo este desaguisado que en los últimos tiempos nos
están metiendo entre pecho y espalda, y que quizás no guste a los lectores
porque queremos el baloncesto de las tres ‘b’: bueno, bonito y sobre todo
barato, es decir, gratis, sin darnos cuenta que ese concepto tan vendido es
ficticio y nada en la vida es de balde.
Basket gratis y por la cara. Hoy en día nos hemos
acomodado al concepto ‘gratis’ como si las cosas cotidianas nos las regalaran
así como así, y creo que el trasfondo de ello es que no tenemos que sacar
directamente el dinero de nuestros bolsillos en un preciso momento y por ello
nos creemos que las cosas no cuestan nada. ¿Acaso la emisión de un partido por
el canal público no tiene coste alguno? Por supuesto que sí, y esa emisión la
pagamos entre todos nosotros con nuestros impuestos. Entonces algunos que
dirán: “Ahí está el quid de la cuestión,
ya que pagó mis impuestos que me den todo el basket que quiera”. Muy bien,
perfecto, y a lo que iba con ello es ¿y cuando tenemos que pagar directamente
por el basket? ¿Por qué no amamos en ese momento tanto el baloncesto? ¿Por qué
buscamos una señal pirata para hacer zozobrar nuestro deporte? Y con ello me
refiero por ejemplo al canal de la Euroliga del que muchos rehúyen durante la
temporada y prefieren ver su deporte con cortes y publicidad con tal de
ahorrarse unos euros. Eso también hace mucho daño al baloncesto tanto o igual
que una emisión carente de calidad, pues repercute en las audiencias y las
futuras inversiones que algún canal esté pensando en realizar. Sinceramente
pensemos por unos segundos, ¿pagaremos por ver todos los partidos del Mundial o
tiraremos del plan ‘B’? Con el citado plan me refiero a buscar por la red una
señal cutre-salchichera o rajar por no poder ver los partidos.
En estos días EuroleagueTV
lanza una oferta más que interesante de 6.99 euros al mes para poder ver todos
los partidos del Mundial, y a buen seguro que llegado el momento muchísimos obviaran
esa vía. Por tanto, insisto, ¿No hacemos daño también con esa degradación que a
la postre podría acarrear el quedarnos a oscuras sin poder ver ningún partido?
Es lógico tirar de nuestro
‘egoísmo’ puro y llano para querer consumir un baloncesto de calidad, a la
altura de los partidos, sin darnos cuenta que el baloncesto no es rentable de
ninguna de las maneras, que es deficitario y por tanto bajo ese panorama es
harto complicado que alguna televisión invierta como Dios manda en nuestro
querido deporte para ofrecernos un producto de calidad. Las televisiones son empresas
que buscan beneficios a toda costa, como cualquiera que tenga un negocio, y
como comprenderán no van gastar mucho más allá en el deporte de la canasta para
que el agujero en esa partida presupuestaria no sea demasiado grande.
Si hablamos de TVE las
últimas emisiones han estado a la altura del betún, a lo mejor
intencionadamente para tener la coartada perfecta en cuanto a pocas audiencias,
o porque el presupuesto es el que es y no daba para más. De ahí que prefiera
que gasten ese dinero en otras cosas más importantes y necesarias en lugar de
tener que dar las gracias por un producto defectuoso y desastroso que llega a
ponernos de los nervios y de mala leche.
Y si hablamos de
televisión privada, en este caso Mediaset, muchos no llegan a entender para que
invertir en un Mundial que al final lo emitirán de puntillas. La explicación
tiene dos vertientes: la primera es sencilla, ¿Qué se puede esperar de un canal
cuyos programas estrellas son ‘Sálvame’ y ‘Mujeres y Hombres y viceversa’?
Pedirle peras al olmo es imposible. Y la segunda es claramente marketing
empresarial y que describiré con un ejemplo/pregunta: ¿Por qué muchas grandes
superficies venden productos que no son precisamente su especialidad? Para que
el consumidor picotee en sus productos estrellas.
La culpa es de los demás. En este punto he sido el
primero el criticar duramente la nefasta venta del producto baloncesto por parte
TVE y Mediaset, pero no debemos mirar la paja en el ojo ajeno y no ver la viga
en el nuestro. Si las televisiones trataran dignamente al baloncesto, ¿tendrían
los partidos las audiencias que necesitan los canales para apostar por él? ¿De
verdad veríamos todos los partidos? ¿O simplemente pasaríamos dependiendo del
choque emitido? En este punto veo a diario en las redes sociales como nosotros,
el consumidor final, ninguneamos constantemente el deporte que pregonamos a los
cuatro vientos amar no haciendo circular artículos y entrevistas merecedoras de
llegar ‘hasta el infinito y más allá’, en detrimento de artículos basura (como
fichajes inventados) o algún que otro chascarrillo sobre basket que ningún caso
harán que nuestro deporte se sitúe donde se merece, por lo que en cierta manera
nosotros también somos ese telediario que apenas dedica unos segundos al
baloncesto.
Diferido como opción nuestra. ¿Cuántos de nosotros no
hemos grabado un partido de basket y luego lo hemos visto a horas intempestivas
de la noche por ir a tomar unas cañas con los colegas? Sí, que alguno levantará
la mano y dirá: “Oye que quiero que me
den la opción del directo y luego yo decido”… vale acepto pulpo como animal
de compañía, aunque no comparto el dar palos a diestro y siniestro cuando
muchas veces pasamos olímpicamente de los partidos por ‘simplemente’ salir con
los amigos o la familia, porque a fin de cuentas solo es un deporte y como es
lógico es secundario en nuestras vidas. Así que un poquito de por favor y no
nos dediquemos a rajar porque sí.
Aprovechar la coyuntura. Estamos en un país donde
nos gusta en exceso la ‘salsa rosa’ o los dimes y diretes, y por tanto más de
uno se subió al carro de los reproches no por interés en la emisión, sino
simplemente porque sí, porque hoy está de moda el dar palos a no sé quién y así
hecho un buen rato con los colegas insultando sin escrúpulos. Si de verdad nos
gusta tanto el basket, ¿Por qué no tiramos de la educación, respeto y la
argumentación para hacer ver que nuestro deporte se diferencia de otros por los
valores que destila?
No quiero aburrir más al
personal con un artículo que va a contracorriente, pero quisiera finalizar con
una reflexión: “Quien siga pensando en el
basket ‘gratis’ que vaya cambiando el chip, desafortunadamente el futuro de nuestro deporte pasa
por verlo en internet... Renovarse o morir”
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