Transcurridas veinticuatro horas tras la debacle de España en nuestro Mundial ante una Francia menor, un aluvión de artículos durante el día de hoy han sido vertidos por amigos y compañeros en torno a uno de los mayores fracasos que se recuerdan de nuestra selección. Tendríamos que remontarnos a la época de los 90 para darnos de bruces con el Angolazo o Chinazo para recordar un fracaso igual, aunque lógicamente aquellas selecciones españolas de 1992 y 1994 no tienen paragón alguno con la actual y por tanto lo ocurrido ayer es una falta mucho más grave.
Los artículos que hoy
se han publicado han ido más o menos en la misma línea: señalar un culpable
directo, Juan Antonio Orenga, e indirectamente y de puntillas a ciertos
jugadores, puesto que esta generación de oro se ha ganado con creces el crédito
suficiente como para no reprocharles en demasía. No así el seleccionador, que
no tiene el pedigrí como para aguantar la cornada que ayer sufrimos en mayor o
menor medida todos los seguidores de esta selección.
La mejor selección de la historia dice Daimiel pero el entrenador no esta a la altura de esa historia
— J. Pedro Núñez (@23Juanpe33) septiembre 10, 2014
No seré yo quien vuelva
a soltar la tralla sobre lo sucedido ayer, pues como dije, habréis consumido
infinidad de artículos durante el día de hoy que más o menos van en la misma
línea, el análisis pormenorizado y diseccionado del Orengazo sufrido anoche.
Este artículo quiere relatar, de forma más o menos acertada, que lo ocurrido
ayer con Juan Antonio Orenga y nuestra selección es solo un mero reflejo de
cómo está nuestro país hoy en día, en donde no tienen oportunidades los más
cualificados o preparados, sino todo lo contrario, sobreviven aquellos que
saben sacar partido a otra series de cualidades menos lustrosas y que tanto
gustan a los mandamás o patrones.
Vivimos en un país que prefiere
tener un trabajador sumiso y fiel al ideal empresarial/político sin importar su
curriculum o nivel de preparación, donde el mejor cualificado no sobrevive por
culpa de la adulación, soplos, corrupción y falta de honradez… Cualidades muy
dadas en la sociedad que nos ha tocado vivir y que triunfan sin paragón como si
de la manzana más podrida se tratase.
No hace tanto vivíamos en
una sociedad en la que no había que enseñarle la puerta de salida a una
persona, esta sabía cuando tenía que irse si la había pifiado, tenía la
suficiente honradez e integridad como para presentar su renuncia sin más, pero
siendo Orenga un hombre de Sáez y fiel al método FEB la dimisión no es una
palabra que entre dentro de su vocabulario, muy al estilo de ciertos
políticos/banqueros que nos dirigen hoy en día y que se agarran a sus cargos contra
viento y marea.
Orenga: "No pienso en la dimisión, soy un hombre de la Federación" o mas bien un hombre leal a su patrón
— J. Pedro Núñez (@23Juanpe33) septiembre 10, 2014
Y es que en el caso que
nos atañe, el Orengazo, el principal culpable ha sido poco señalado por la
prensa ‘especializada’, José Luis Sáez, que es quien pone/quita al
seleccionador absoluto, porque no interesa señalarle con el dedo acusador ya
que el grifo de las entrevistas, acreditaciones y demás favores pueden verse
cerrados de un plumazo, y lógicamente no interesa perder esos privilegios
ganados a pulso con un silencio en muchos casos sepulcral ante situaciones que
necesitaban de una crítica constructiva, de informar o hacer bien un trabajo periodístico,
que como digo, no se ha hecho a cambio de disponer de un sillón privilegiado
mecido por el Sr. Sáez. Porque no llego a entender que a Antonio Díaz Miguel se
le diera cera (merecida en su última época) para que dimitiese, y con un
curriculum que ya quisiera para sí Orenga, y que al actual seleccionador no se
le haya pedido la dimisión de forma abierta y descarada.
Me gustaría ver/leer hoy portadas como esta pero con Orenga como protagonista #OrengaDimision pic.twitter.com/ZEUTtemATB
— J. Pedro Núñez (@23Juanpe33) septiembre 11, 2014
Pero como digo, todo lo
acontecido no debe sorprendernos lo más mínimo al ver día sí y día también como
la corrupción, escándalos, aberraciones y demás delitos que se cometen son solo
fiel reflejo de una sociedad falta de valores y moralidad, de una sociedad que
a cada paso que da premia a los ‘villanos’ y castiga a los héroes, que en este
último caso portan la honestidad, el trabajo y una gran preparación por
bandera.
Que Orenga sea nuestro seleccionador y que no presente esta misma noche su dimisión es el fiel reflejo de como esta nuestro pais
— J. Pedro Núñez (@23Juanpe33) septiembre 10, 2014
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