Magic vs Bird o Bird vs
Magic, el orden de los factores no altera el producto. Ambos fueron los culpables
de rescatar a la NBA de las catacumbas en las que andaba sumida ese gran
gigante antes de llegada de los dos a la liga. Los duelos casi fratricidas
entre los Celtics y los Lakers abanderados por sus respectivos liderazgos sirvieron para que muchos jóvenes de aquella época se enamoraran perdidamente
del baloncesto y de paso aupar a la NBA hasta su status hoy conocido.
Pero antes de aquellos
duelos mitológicos ambos ya se midieron por el campeonato de la NCAA en 1979, sin
atisbar que ese solo sería el primero de muchos enfrentamientos con algún que otro título de
por medio. Bird defendía los colores Indiana State y Magic los de Michigan
St., en una final que representaba dos polos opuestos. Los Spartans simbolizaban
la América afroamericana y los Sycamores personificaban la América blanca y
rural.
Antes de llegar a la finalísima,
que por cierto conserva el récord imbatible al ser el partido de mayor
audiencia porcentual en la historia de EEUU (24,1 de rating), Michigan derrotó
a Penn por 101-67 en semifinales e Indiana hizo propio con DePaul por 76-74,
con una actuación soberbia de Bird: 35 puntos (16/19 TC) y 16 rebotes.
El PARTIDO con mayúsculas
estaba servido y nadie quería perdérselo. Así que 15.410 almas abarrotaron las
gradas del Special Events Center de Salt Lake City (Utah) para ver en acción a
los dos ‘33’, por aquel entonces Magic también lucía el mismo número que Bird,
acompañados de Michael Brkovich, Terry Donnelly, Gregory Kelser y Ronald
Charles como parte del quinteto titular de Michigan, y Carl Nicks, Steve Reed,
Brad Miley y Alex Gilbert de Indiana, con Jud Heathcote dirigiendo a los
Spartans y Bill Hodges a Sycamores.
Todo estaba dispuesto
para dar comienzo y tras el pertinente salto inicial, como era lógico y
predecible, Magic y Bird se hicieron con los mandos de sus respectivos equipos.
Ambos eran jugadores adelantados a su tiempo: asistían, botaban, penetraban y lanzaban
con toda la naturalidad del mundo a pesar de superar con creces los dos metros,
y como comprenderán aquello era algo inusual, que no hacía sino reflejar la
exclusividad de su talento, clase y calidad.
Al descanso se llegó
con 37-28 para los Spartans, intuyéndose que la presión empezaba a hacer mella
en Bird y compañía, y que la segunda mitad sería un querer y no poder por parte
de Indiana, como así ocurrió. Michigan terminó venciendo por 75-64 con un Magic
que fue nombrado MVP del partido al finalizar con 24 puntos, 7 rebotes y 5
asistencias, y que estuvo bien secundado por Kelser (19 ptos + 8 reb) y
Donnelly (15 ptos). En la otra cara de la moneda se encontraba Bird al que le
pudo la presión con 7/21 en tiros de campo, y que terminó con 19 puntos, 13
rebotes y 5 robos… Noche que durante mucho tiempo fue recordada por el mítico
33 de los Celtics, como reconocería años más tarde el propio Bird al perder precisamente su único partido en aquella final tras firmar 33 victorias durante la temporada.
Sin lugar a dudas hubo
un antes y un después tras el 26 de marzo de 1979, día en el que celebró aquel importantísimo
partido para la historia del basket, no les quepa la menor duda que sin él el
baloncesto no sería lo que es hoy en día. Aquel día se reinventó el deporte de
la canasta y nació para él una nueva era, la época donde millones de personas se
apasionaron por el baloncesto, y que les condujo a seguir las hazañas y
peripecias de Magic y Bird hasta la NBA.
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