Era un secreto a voces,
varias webs empezaron a allanar el camino hace varias semanas para que a nadie
le cogiese de espanto y finalmente ayer se confirmó de manera extraoficial de
la mano de Vicente Azpitarte, curiosamente ex-responsable de comunicación de la
FEB, Sergio Scariolo volverá a ser el seleccionador español.
Era un callejón sin
salida: Scariolo o un técnico en paro de poco renombre tipo Orenga, o bien
algún que otro extranjero que no entendiese la idiosincrasia de la FEB o más
bien de José Luis Sáez, que es el director deportivo desde la sombra de nuestra
selección, es él quien convoca o descarta los jugadores, no les quepa duda, y
solo le falta ponerse el chándal en los entrenos y el traje de coach en los
partidos para dirigir a nuestro combinado. Un combinado, por cierto, que se
dirige más bien solo y que es gestionado por un núcleo de jugadores de más peso
(Los Gasols, Navarro, Calderón…), aunque esa autogestión les llevase a la
autodestrucción en nuestro Mundial, en la cita más importante y en la que más
esperanzas se tenían puestas, en una muestra inequívoca de que la figura de
buen entrenador es siempre imprescindible a pesar de los quilates de talento
que pueda atesorar un equipo.
Frente a ese panorama
la ‘mejor’ opción y casi única era tirar por la vía de en medio, es decir,
elegir a un hombre que conoce la casa, que es amigo de Sáez y que en cierta
medida calza con los jugadores, no había más tela que cortar por culpa de la
dichosa norma de incompatibilidad de cargos que la ACB no desbloquea de ninguna
de las maneras y que ha impedido que Plaza, Pascual o Laso desembarquen en la selección como la pretensión de Sáez, entre ellos tres desojaba la margarita.
Sin tiempo para las lamentaciones, y siendo la única selección de las 24 del próximo Eurobasket que aún no tiene de manera oficial seleccionador, con Scariolo se intentará
o más bien se venderá rememorar éxitos pasados, se buscará a la figura talismán
que tantos éxitos trajo de la mano de la generación de oro (una plata olímpica y
dos medallas de oro en europeos, sin olvidar el pinchazo en el Mundial de 2010
con el sexto puesto ante la ausencia de Pau Gasol). Pero toda esa gloria
espartana no es más que una cortina de humo que obvia la poca riqueza táctica y de gestión con la que ha jugado nuestra selección de la mano de Scariolo en donde los
Navarro-sistemas y los Gasols-sistemas han sido los referentes en su libreta de
estilos.
El bagaje de Scariolo como entrenador de clubes desde que encumbró a Unicaja a proclamarse campeón de Copa en 2005 y de liga en
2006 está ahí. Sus anteriores etapas en Baskonia y Madrid fueron más o menos
exitosas, pero desde que marcho del club malagueño no ha conseguido nada
destacable allí donde fue. Khimki (final de Eurocup en 2009), Olimpia Milano
montando a base talonario para no conseguir nada de nada, y por último su
return a Baskonia en una temporada catalogada de fracaso y por la que fue despedido. Por no lo que no es descabellado decir que segundas partes nunca fueron buenas y más con esos datos en la mano.
Y es que la metodología
de la FEB no da para más, es una metodología anclada y añeja por culpa del Sr.
Sáez, es él quien maneja a su antojo su cortijo ante la borrachera de éxitos
que durante estos años le han servido sus chicos de oro, y debería reflexionar
que no son sus éxitos, que sin esa generación otro gallo cantaría y que por
tanto tendría que haberse planteado otro tipo de gestión a nivel institucional,
deportivo y sobre todo humano y personal. Porque el trato denigrante hacia
Mirotic (véase también en menosr medida los casos de Fran Vázquez, Rafa Martínez
o Carlos Suárez) ha sido constante y casi de derribo durante estos años, en el
que los sicarios de Sáez no han tenido piedad de Nikola en pro de conseguir un
trato de favor posteriori.
Todo valía para
emborronar la figura del ala-pívot hispano-montenegrino, y solo por el simple
hecho de no querer segundo plato, aunque toda la historia que hay tras de sí de
este caso nunca llegamos a conocerla con profundidad, y solo sabemos lo que nos
han querido vender obviándonos el derecho a la información total e imparcial.
Porque el panorama que
se le presenta a la selección es un tanto desolador: Ricky Rubio, Ibaka y
Calderón por diferentes lesiones no acudirán casi con toda seguridad. Navarro
empieza desgraciadamente su declive lento e inexorable y sus piernas le dicen
que descanse en verano aunque su cabeza le pida otra cosa. Los Gasols son punto
y aparte, sus respectivas presencias son unas incógnitas y del resto se
presupone que si estarán, pero entonces será una selección ‘menor’ para
afrontar el gran reto de estar al menos en la final del próximo Eurobasket que da acceso directo a las Olimpiadas de 2016. Todo lo que no sea eso será sinónimo de
jugar el preolímpico de ese mismo año para intentar estar en Río.
Es por eso que a buen
seguro ya se estarán engalanando las alfombras rojas para Mirotic, para ese jugador
que si está triunfando en la NBA en su temporada de rookie y que deja sin
coartada a la FEB. “Mirotic es uno de los nuestros”, sonará como
canción de fondo en los despacho de la Federación y ahora empezarán a tejer el
plan de peloteo y edulcorado con los mismos sicarios que hace poco le tiraban
los trastos a Niko, para a posteriori empezar un acercamiento directo con el
jugador para que abandere en los próximos años la renovación de España. Hecho
que por otra parte tendrían que haber visto venir veranos atrás, porque aún
siendo Ibaka un autentico crack no creo que reúna el perfil necesario para
liderar el resurgimiento de la selección tras el año uno después de los Gasols y
Navarro.
Ahora a Mirotic se le
querrá con locura, pero ese amor creo que llega demasiado tarde, han sido
demasiados desplantes de esa chica por la que estaba locamente enamorado, y por
tanto ahora es normal y loable que pase olímpicamente de ella y mire a otra
posible novia llamada Montenegro. Y llegados a ese extremo mucho me temo que se
le volverá a vestir de villano a pesar de que no nos pueden engañar más.
La FEB tiene ante sí un
papelón bien gordo que puede hacer añicos toda su idiosincrasia y cultura rancia
como no sepa reconducirse y dejar de mirarse el ombligo para empezar a
reconocer errores y aprender de ellos, como no sepa dar un pase al frente y
entonar el “mea culpa”, como no deje a un lado su pasado más exitoso (no se
vive eternamente de las rentas) y empiece a sembrar para recoger en un futuro
que esperemos no sea muy lejano. Sinceramente, creo que es hora de ir olvidando
un poco los pódiums y las medallas y pensar más en etapas venideras, que bien
encauzadas pueden traernos otros ciclos victoriosos.
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