20 de junio de 1993,
hace exactamente 22 años, John Paxson pasó a la historia de la NBA y de Chicago
Bulls al quitarle el protagonista total y absoluto a Michael Jordan.
Se celebraba el sexto partido
de las Finales de la NBA entre los Phoenix Suns (mejor balance
victorias-derrotas de la regular season, 62-20) de Charles Barkley & Kevin
Johnson, y los Chicago Bulls con ventaja en la serie para los de Phil Jackson por
3-2, en una final un tanto atípica por aquello de que ambos conjuntos se
sintieron más cómodos jugando fuera de casa, como demuestra el hecho de que
solo se produjo una victoria local, la de los Bulls en el cuarto partido, y lo
demás todo victorias visitantes.
Phoenix había
conseguido ganar en el viejo Chicago Stadium el quinto juego de la serie y
destrozar así las esperanzas de Jordan y compañía de festejar el anillo con sus
aficionados. Esa victoria de Barkley y los suyos hizo presuponer que Phoenix
había acabado con sus propios miedos y que sería capaz de forzar el séptimo y
decisivo partido.
Sin embargo, con lo que
no contaba Paul Westphal era con la llegada
repentina e inesperada de un invitado de última hora a la ‘fiesta’, John
Paxson. Con 98-96 para Phoenix, tras canasta de Jordan, y 14,4 segundos por
jugarse, Phil Jackson diseñó en su pizarra una jugada perfecta en la que el
extra-pass fue la nota predominante.
Todos pensaban que
Michael Jordan (los nueve puntos que hasta entonces había anotado Chicago en
ese cuarto llevaban su firma) sería el hombre encargado de jugarse el último
balón, ¿quién no pensaría en ello? Pero ahí entró a escena el factor sorpresa
pasando la responsabilidad al Mariscal de Campo de Chicago, Scottie Pippen, que
no era el señalado en la pizarra del Maestro Zen para jugársela. Como tampoco lo
fue el tercer espada del equipo, Horace Grant. El elegido fue Paxson, el asesino silencioso de los Bulls desde el perímetro,
que agazapado en la línea de tres esperaba que la jugada fluyese hasta llegar a
su posición libre de marca para encestar de tres sin que el pulso le temblase
(98-99).
Restaban 3,9 segundos,
tiempo más que suficiente para que Phoenix anotase y se llevara el partido.
Pero ahí entró en juego la extraordinaria defensa de Chicago de la mano de otro
‘tapado’, Horace Grant, el cual colocó un soberano tapón a Kevin Johnson tras
verse superado por el genial base en su penetración… ¡¡¡ Three-peat
para Chicago!!!
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