La ACB hace bastante
tiempo que atraviesa por una gran crisis institucional y deportiva, una
obviedad a todas luces que no haría falta ni mencionar. Sin embargo, a quienes
dirigen el cotarro parecen importarles bien poco los graves problemas que tiene
nuestro baloncesto porque a fin de cuentas ‘solo’ se palpan claramente al final
de cada temporada, con el tema de los ascensos y descensos, ya que durante el
curso baloncestístico el aficionado está entretenido con el devenir de las
competiciones.
Luego está la temporada
estival en la que los dimes y diretes de si fulanito o zutanito va a fichar por
tal o cual equipo hacen que un par de días se olviden los vergonzantes temas de
Ourense y CB Tizona, que son los equipos que nos ocupan en el tema de los
ascensos este verano. Y es que no nos engañemos, a fin de cuentas nos indigna
la situación que vivimos cada final de curso con el tema de los ascensos y
descensos no consumados unos cuantos días, pero luego nos preocupamos
directamente por lo que hará nuestro equipo en el tema de fichajes, no es más
divertido debatir sobre los nombres que nos lanza la prensa para nuestro club
que denunciar el hecho de lo sucedido en una competición que francamente huele
a podrido.
¿De qué sirve jugar
durante varios meses si luego los dos últimos no pierden la categoría? ¿Qué tipo
de emoción y deportividad nos quieren vender desde las altas esferas de nuestro
baloncesto con este tipo de despropósitos? Y por consiguiente, ¿Cómo puede
motivar un entrenador de la LEB a sus jugadores si estos saben de antemano que
no conseguirán aupar a la ACB al equipo que defienden? Ya solo nos falta que un
año de esto nos digan, una vez concluida la competición, que el campeón no es
el que ganó el playoffs final, sino un equipo que tiene mayor potencial económico.
Esa es la enseñanza que la ACB nos transmite temporada tras temporada. Tanto
tienes, tanto vales.
Porque no nos
engañemos, aquí todo se reduce a los euros. Es decir, ¿tienes pasta? ¡No! Pues entonces
no puedes codearte con la ‘alta sociedad’ de la ACB, aún a sabiendas que en esa
alta sociedad hay clubes que tiene graves problemas económicos y por tanto
deben bastante dinero a jugadores, hacienda, acreedores… ¡Qué más da! Se trata
de mantener la compostura lo mejor posible e intentar montar un circo mediático
con otra serie de distracciones que hagan pasar la ventisca lo antes posible.
El caso de nuestra selección con la lista de convocados (si va Mirotic o Ibaka,
si Pau y Marc estarán…), la gira de partidos para hacer caja y por último
colgarse una medalla al final del verano que nubla totalmente la visión del
espectador y aficionado medio en torno a la competición. Todo vale para ocultar
el deterioro continuo que viven todas y cada una de las competiciones que
aglutinan nuestro baloncesto.
Es así de sencillo y
así de fácil, la FEB sabe vender a las mil maravillas ‘sus’ éxitos y con ellos
barre debajo de su alfombra los graves problemas institucionales y deportivos
de nuestro baloncesto que son muchos: estructuras obsoletas y falta de
recursos, ligas mal estructuradas y nada adecuadas según que edades para que
nuestros jóvenes puedan formarse apropiadamente y no acusen el salto a la ACB, estatutos
caducos en el tema de los canon de ascenso, derecho de tanteo, cupos, sistema
de competición… y así hasta acabar como el rosario de la aurora.
Lo peor de todo es que
esto no tiene atisbos de cambiar, no hay marcha atrás. El deterioro continuo al
que se ve sometido nuestro baloncesto con noticias continuas sobre equipos que
mantienen la categoría, Gipuzkoa Basket y Fuenlabrada, otros que
voluntariamente descienden para salvarse económica e institucionalmente, y
otros que desgraciadamente desaparecen, es un chorreo continuo que no hacen sino
ahondar aún más en la profunda crisis de nuestra competición denominada la
segunda mejor liga del mundo, término que me hace soltar una gran carcajada.
Lo que hemos vivido
desde el pasado quince de junio excede los límites tolerables. Es imposible
hacer más daño al baloncesto de nuestro país, y alguien debería poner sentido común
en él tomando la decisión de quitar inmediatamente a las personas que solo
dañan a nuestras competiciones con cada decisión que toman, con cada paso que
dan... No le demos más vueltas, nuestro baloncesto se morirá más pronto
que tarde y solo queda ponerle la fecha de caducidad, descanse en paz ACB.
Estando de acuerdo en muchas cosas, he de decir que la FEB no tiene NADA que ver con la ACB, desde que esta última, formada por los clubes, pensó que al margen de la federación podría enriquecerse y crecer...grandísimo error.
ResponderEliminarHasta hace dos años ni tan siquiera había trato entre los dirigentes de ambas organizaciones. La FEB llega hasta LEB Oro, punto. Es más me atrevo a decir que si la máxima categoría estuviera en manos de la FEB ..otro gallo cantaría.
Totalmente de acuerdo en lo que dices, mejor estaría en manos de la Federación. Debería de intervenir de una vez por todas el gobierno y disolver la dichosa y monopolizada pseudo"ACB".
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