Ver en acción a Toni
Kukoc era como recitar una poesía o escuchar una sinfonía de Beethoven, era
elegancia personificada sobre una pista de baloncesto. El todoterreno croata,
no olvidemos que era capaz de jugar en cualquier posición con total
naturalidad, llenó su palmarés con un buen zurrón de grandes entorchados: tres
Euroligas con la mítica Jugoplastika (1989, 1990 y 1991), un Mundial (1990) y
dos Eurobasket (1989,1991) con la antigua Yugoslavia, dos platas Olímpicas (una
con Yugoslavia en 1989 y otra con Croacia en 1992) y tres anillos con los Chicago
Bulls (1996, 1997, 1998), dando muestras en todos y cada uno de ellos de su enorme
talento.
Pero para entender
mejor la exquisita calidad de este fenómeno nos iremos al Mundial Junior de
1987 que se celebró en Bormio (Italia), y más en concreto al 1 de Agosto. Ese
día se enfrentaban Yugoslavia y USA, las dos claras favoritas para verse las caras en una
hipotética final, y el partido no defraudó en absoluto.
EEUU estaba dirigida
por Larry Brown y contaba con jugadores como Gary Payton y Larry Johnson, y los
yugoslavos presentaban algunos nombres que posteriormente serían ilustres en el
basket europeo: Radja, Djordjevic, Divac… Y el propio Kukoc, que destrozó a los
americanos con 37 puntos y la friolera de 11/12 en triples, para guiar a los
suyos a la victoria por 95-110.
Posteriormente ambos
conjuntos se midieron de nuevo en la gran final. Aunque esta vez los
estadounidenses traían apuntada la matrícula de Kukoc tras aquella exhibición y
le ataron en corto para que solo anotase nueve puntos con tres triples (dos
ellos con falta incluida), si bien es cierto que les valió de poco, ya que
Yugoslavia acabó imponiéndose por 86-76 gracias a la pareja interior Divac
& Radja (41 puntos entre ambos).
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