El Real Madrid firmó
hace unos días la temporada perfecta cerrando el círculo con la
Intercontinental conquistada. Llevó hasta sus vitrinas todos los trofeos
habidos y por haber del pasado ejercicio, en una muestra inequívoca de la gran
sed de victorias mostrada por el cuerpo técnico y jugadores. Mención especial
para jugadores como Nocioni, Ayón, Maciulis y K.C. Rivers, que inyectaron al
equipo de unos genes pocos comunes en el deporte de elite: garra, determinación
y ¿Por qué no? Mucha testiculina.
La temporada perfecta
es parte ya del pasado, no se puede vivir de las rentas y en esas está inmerso
este nuevo Real Madrid, que ha sufrido algún que otro cambio inesperado en la
composición de su plantilla que trastocará los planes de Laso. Hablamos de las
salidas obligadas de K.C Rivers, por problemas con su pasaporte Cotonou, y
Slaughter, que dejó el club dos semanas antes de echar a andar ante la
suculenta oferta prominente del baloncesto turco.
Los daños colaterales
de esa temporada perfecta no se han hecho esperar, como se pudo comprobar ante
Unicaja de Málaga en la Supercopa de este fin de semana. Todos y cada uno de
los equipos que se midan a este Real Madrid campeonísimo jugarán con una motivación
extra, como si de una final de Copa de Europa se tratase, porque una victoria
ante los chicos de Laso sería para la inmensa mayoría de equipos un éxito
comparable a conquistar un título. Unicaja jugó con un subidón de adrenalina no
acorde con las alturas de temporada en la que nos encontramos y su afición se
creció de tal modo que parecía que estuviesen disputando la finalísima de la
Supercopa. Luego vimos que la realidad es bien distinta en cuando el rival no
viste de blanco. La motivación de los de Plaza no fue la misma ante el Barça,
se desinflaron como un globo sonda.
Otro hándicap con el
que deberá lidiar Laso será la motivación con la que sus jugadores afrontarán
esta nueva temporada. La borrachera de títulos conseguida puede hacer que el
equipo se deje llevar durante muchas fases de la temporada. Aún queriendo ganar
de igual modo todos los títulos en juego, el subconsciente puede que les haga
tener menos sed de títulos y por consiguiente no jugar al 100% durante el tramo
importante de la temporada, a partir de enero, lo que les podría llevar a no
jugar como realmente puede este equipo cuando lo necesiten.
A priori y sobre el
papel, este nuevo Real Madrid ha mejorado cada una de sus líneas. Digo sobre el
papel y a priori, porque en ocasiones dos y dos no siempre suman cuatro, y
aunque son muchos los que comparan los jugadores incorporados con los que se
han marchado, la comparación debería hacerse en su conjunto, en global, y no
individualmente. Ya saben las comparaciones son odiosas.
El pasado ejercicio con
las incorporaciones realizadas “el todo fue más que la suma de sus partes”,
pero en esta nueva temporada tengo mis reticencias a la hora de mostrar el
mismo optimismo con respecto a la composición de la plantilla, si bien es
cierto que la directiva blanca lleva varias temporadas trabajando a la
perfección y la ‘rusa’ (una de las cualidades más importantes a la hora de
realizar fichajes) y los resultados positivos han sido más que evidentes. Son
muchas las variantes que entran en juego y que la directiva no puede controlar
a pesar de su buen hacer: química del vestuario con cuatro caras nuevas, lesiones
(caso de Taylor y Rudy), acoplamiento de los fichajes, salud de los más
veteranos…
A día de hoy el Madrid
solo cuenta con diez jugadores de plena garantías para su rotación, o más bien
ocho al no conocer los tiempos de recuperación de las respectivas lesiones de
Jeffrey Taylor y Rudy Fernández, lo que conllevará que el resto de jugadores
tengan sobrecargas de minutos. Y decía diez, porque Doncic y Willy están aún
algo verdes para las exigencias de todo un Real Madrid y de las demandas de las
distintas competiciones. Es cierto que para ACB la joven perla que nos tiene a
todos deslumbrados, Doncic, y Hernangómez dispondrán de muchos minutos, pero
también es cierto que cuando llegue el tramo exigente e importante de la
temporada, serán jugadores a priori residuales en la rotación cuya importancia
será efímera. Eso deja a la plantilla con una rotación de diez jugadores tal
como comentaba.
Además, Laso y toda la
sección deberán cruzar los dedos para que ninguno de los Sergios se constipe,
puesto que dejaría la posición de base casi huérfano al no disponer de ningún
otro jugador de garantías en la plantilla que pueda ejercer de uno. Esa función
en el pasado podía ejercerla por ejemplo K.C. Rivers y ahora no hay ningún
jugador comodín o pegamento de sus características en la plantilla, por no
mencionar el agujero que se atisba en la pintura.
El roster interior
genera dudas más que evidentes. Reyes y Nocioni, son veteranos del Vietnam que
siempre van a la guerra y en las grandes ocasiones mueren por la camiseta que visten,
pero sus tanques de gasolina pueden estar al límite tras la sobrecarga de
partidos que arrastran de la pasada temporada, 80 encuentros al más puro estilo
NBA, y un número muy similar en este, volviendo a mencionar que los equipos
jugarán contra el Madrid como si no hubiese un mañana. Thompkins es un jugador
que enamora en ataque, su versatilidad o repertorio ofensivo está fuera de toda
duda, pero atrás (donde se ganan los títulos) es algo tierno o blando, por
decirlo de manera suave, y en el aspecto reboteador no es un fajador a pesar de
sus 8,1 rechaces de promedio en la pasada Euroliga. Con ese panorama, Gustavo
Ayón será de vital importancia en el engranaje defensivo de este nuevo Real
Madrid, el mexicano será el termómetro defensivo del equipo, el que deberá
poner la intimidación cerrando la zona blanca, el único cinco de garantías, y
eso se antoja muy poco para un equipo que no quieren que los despojen de cada
una de sus coronas de campeón.
Con esas premisas en la
pintura, el fichaje de Lima se antoja no importante, sino importantísimo. El
pívot del UCAM debería llegar en enero si o si, para aportar los aspectos de los
que carece a día de hoy el roster interior: intimidación, rebote, juego por
encima del aro y mucho físico a
pesar de sus 2,06 metros. El hispano-brasileño es un jugador muy del gusto de
Laso, que encajará como anillo al dedo en la filosofía ‘Lasista y que dotará al
equipo de un espartano más.
Un dato más sobre Lima
para los que son algo reticentes con su fichaje. No es Slaughter evidentemente,
pero tampoco Marcus era el Slaughter que conocimos en el Madrid antes de que
Laso lo moldease. Que quiero decir con esto, que podríamos llevarnos una grata
sorpresa con el rendimiento de Lima en el ecosistema del Real Madrid.
Durante estos tres
primeros meses de competición no podremos esperar al mejor Madrid por los hándicaps
apuntados, más bien será como una puesta a punto o una pretemporada larga, en
la que no deberían encenderse las alarmas a pesar de algunas derrotas
inesperadas que conlleven no posicionarse en la ‘pole position’ de la ACB o
Euroliga en su primera fase. Habrá que dar tiempo para que los Sergios recobren
la chispa y la magia, para que Rudy se recupere de su maltrecha espalda, que
Taylor y Thompkins se acoplen al equipo
para aportar mucha defensa el primero y variedad ofensiva el segundo,
que Nocioni tome oxigeno para volver a ser aquel Leónidas que se enfrente a
cualquier griego aparentemente superior que se le ponga delante, que Lima
llegue en enero… En definitiva, que el equipo se tome un respiro tras tanta
borrachera de éxitos para afrontar en plena garantías los nuevos y apasionantes
retos que empezará a mostrarle el horizonte a partir de febrero.
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