A menudo recuerdo
aquellos maravillosos años ACB donde no existía prácticamente internet y por
tanto las redes sociales, lo que conllevaba que tal lluvia de información como
la que podemos encontrar hoy en día casi al segundo, como si de un menú a la
carta se tratase, no existiese. Eran tiempos donde se tiraba de revistas
(Gigantes del Basket por ejemplo) para estar al tanto lo que lo ocurría en
nuestra competición y se hacía muy muy difícil encontrar personas de tu circulo
a las que le gustase charlar/debatir sobre baloncesto. Es más, no había la
posibilidad de ver tantos partidos y había que conformarse con lo que
Televisión Española nos ofreciese o rascarse posteriormente el bolsillo para
abonarse a Canal+ y seguir nuestra competición.
Fuera como fuese, miro hacia
atrás y siento gran nostalgia de aquella época, un tiempo en donde vivía el
baloncesto de otra manera, con muchísima más ilusión que ahora a pesar de las grandes dificultades para estar al tanto de todo. No digo que no
me siga ilusionando, pero era otra forma de vivir el deporte de la canasta,
otra forma de sentir el basket, otros sentimientos que he ido perdiendo por
el camino… y que por desgracia no he vuelvo a recuperar.
Recuerdo como la semana
se volvía larga e infinita hasta encontrarse con el fin de semana para poder
disfrutar el único partido que se retransmitía por televisión. Ya fuese un
Cajasol vs Cáceres, un TDK vs Estudiantes o un Valvi Girona vs Murcia, daba
igual quienes fuesen los protagonistas del partido que emitiesen, el caso era
ver baloncesto, esperarlo como agua de mayo, desearlo como si no fuese existir
otro partido más, paladearlo cada segundo como un preciado tesoro puesto que
habría que esperar a la semana siguiente para volver a disfrutarlo,
y eso a día de hoy no creo que casi nadie lo viva de esa manera al existir tantísima
oferta baloncestística.
Curiosamente era una
época donde solo se permitía dos extranjeros por plantilla, o tres como sucedió
durante algunos años, y los equipos estaban repletos de jugadores nacionales
que no llegó a transcender en la selección española como ha ocurrido con la
generación de oro comandada por Gasol & Navarro. Esa superpoblación de
españoles hacia a los equipos más reconocibles para el aficionado medio y hacia
posible que cualquier chaval de cantera viese realizado su sueño de jugar en la
ACB y mantenerse en ella si su calidad estaba acorde con lo demandado por la
competición. Desgraciadamente ese reconocimiento no existe a día de hoy, con
tanto jugador foráneo y es una de las quejas de muchos aficionados.
Seguramente tú, que
rondes los cuarenta o los supere sepas de que hablo. Sientes el mismo palpito
que yo con estas líneas, sientes que este atracón de baloncesto no tiene el
mismo aroma que antaño, sientes que tu
anhelo por ver un Fuenlabrada vs Obradoiro (por poner un mero ejemplo) no es el
mismo que sentías en tu juventud si te hubiesen ofrecido ese mismo partido en
aquella época. Porque aquellos tiempos eran sencillamente mejores, si lo afirmo
rotundamente, ya que veíamos el baloncesto de una manera más idolatra, más místico,
más legendario, más inocente… Porque llegados a este punto nos vemos en la
tesitura de pensar que a veces tanto fichaje, tanta disparidad presupuestaria
que acarrea la desigualdad casi abrumadora en la competición, tanto
estancamiento viviendo de rentas pasadas, y demás banalidades han hecho que perdamos
el aroma y la esencia de este maravilloso deporte casi darnos cuenta llamado
BALONCESTO.
Muy de acuerdo con la entrada, necesitamos de esa esencia que se ha perdido en muchos casos... Me alegro ver que vuelves a escribir ;P
ResponderEliminarMe alegro que pienses igual tío!!!
EliminarOjalá volvamos a recuperar la esencia de aquella época no sólo en el baloncesto sino en todos los ámbitos de la vida
Todo ha cambiado a peor, un baloncesto que a ratos parece balonmano, pocos contactos, equipos históricos casi desparecidos...
ResponderEliminarPoco que añadir a tu comentario amigo!!!
Eliminar