En octubre de 1993, MJ
reunía a los medios de comunicación para anunciar sorprendentemente que dejaba
la práctica profesional del baloncesto debido a la falta de motivaciones que le
hicieran seguir jugando. Aunque
realmente el detonante de tal decisión fue la muerte repentina de su padre, al
aparecer asesinado en el arcén de una carretera dentro de su automóvil.
Pero afortunadamente
solo fue un pequeño respiro para sacudirse la presión mediática a la que estuvo
sometido cuando alcanzó la cumbre con los tres anillos obtenidos con sus Bulls de forma
consecutiva (1991-1993), y aprovechar esas 'vacaciones' para divertirse practicando otro deporte que le
apasionaba desde muy niño, el béisbol.
Cada día que
transcurría tras tomar la decisión de dejar el basket fue picándole el
gusanillo de volver a las pistas, de volver a pisar una cancha de manera
profesional y en definitiva, su amor por el baloncesto no había muerto y de ahí que solo fuese
cuestión de tiempo el plantearse seriamente volver a jugar con los Bulls.
Todo comenzó cuando una
mañana muy temprano telefoneo a B.J. Armstrong, base integrante de los Bulls
del primer ‘three-peat’, para echar unas canastas antes del entrenamiento
matutino de la plantilla de Chicago. Empezaron a lanzar a canasta de manera
desenfadada, posteriormente esos tiros se convirtieron en una competición y
finalmente, casi sin darse cuenta, jugaron un uno contra uno. Michael vio que
no había perdido facultades y comenzó a entrenarse con asiduidad con los Bulls,
y en esos entrenos Pippen y Harper empezaron a plantearle el desafío de volver
para ganar un cuarto anillo… El reto estaba servido y el espíritu competitivo
de Michael haría el resto.
Con esta nueva
motivación azotando su mente, Michael anunció al mundo su regreso el 18 de
marzo de 1995 con este escueto comunicado: “He
vuelto”.
El baloncesto estaba de
fiesta, el más grande de todos los tiempos estaba de vuelta y ahora había que
ver si era capaz de llevar de nuevo a los Bulls hasta el anillo o no. Y con
esas premisas al día siguiente reapareció en la pista de los Pacers con el
dorsal número 45, por aquello de dejar atrás su pasado puesto que para él era
un nuevo comienzo, y firmó una buena actuación en cuanto a estadísticas (19
puntos, 6 rebotes y 6 asistencias) pero no así en cuanto a sensaciones, porcentajes
de tiro (7/28 TC) y resultado colectivo, ya que los Bulls cayeron por 103-96.
Ese 19 de marzo de 1995
se vio un Jordan algo nervioso, dubitativo y un tanto fuera de forma, aunque
posteriormente nos dejó actuaciones soberbias como los 55 puntos en el Madison
Square Garden ante los Knicks diez días más tarde y jugadas tan espectaculares
como antaño tal como demuestra este sensacional vídeo Top45, que hace un
guiño precisamente al dorsal que lució durante gran parte de esa mini temporada
de su regreso…
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